Artículo
publicado en el Newsletter de la Universidad Austral:
Es importante que los alumnos lleguen al colegio descansados
En las investigaciones que señalan las condiciones óptimas
para la educación, encontramos ítems relacionados con la
alimentación, el nivel de estudio de los padres, el grado de formación
de los docentes, la lejanía o cercanía del colegio con el
hogar, etc. Uno de los factores que no es lo suficientemente considerado
y es uno de los que más inciden en la educación actual es
el nivel de descanso con el que llegan los alumnos al colegio.
A medida que van pasando los años las aulas reciben alumnos cada
vez más cansados. Cuando se acerca fin de año la cantidad
de alumnos que se duermen en clase es cada vez mayor y la cantidad de
inasistencias por llegar tarde al colegio crecen de la misma manera (a
medida que los alumnos son mayores y a medida que se acerca fin de año).
Un alumno que no descansa lo suficiente rinde en una proporción
considerablemente menor a sus posibilidades. Esto produce un retraso en
el trabajo diario que se va acumulando hasta que finalmente, en un gran
porcentaje de casos, se deben rendir las materias en diciembre y marzo.
Muchos son los factores que llevan a nuestros niños a adquirir
hábitos de descanso desordenados. En general, se trata de familias
que tienen padres con hábitos de sueño desordenados y de
niños y adolescentes que cuentan con un televisor, una computadora
(o ambos) en sus habitaciones. A partir de los 15 o 16 años vemos
que a ello se suma el comienzo de las salidas nocturnas entre semana y
las salidas los fines de semana que producen un desorden en el sueño
que dura varios días.
Los hábitos de sueño ordenado se educan en los niños
desde pequeños. Las familias que tienen un orden en este sentido
podrán inculcar en sus integrantes la idea de que es necesario
y bueno dormir determinada cantidad de horas para rendir como corresponde
al día siguiente. Los padres, primeros educadores de sus hijos,
son quienes deben velar por esto. Muchas veces nuestros malos hábitos
son una limitación cuyas consecuencias son padecidas por nuestros
hijos a la hora de ir incorporando conductas virtuosas.
Cada vez son más los padres que llegan tarde a sus hogares y es
lógico que los niños quieran estar despiertos para recibirlos
y compartir con ellos el mayor tiempo posible. El problema reside en que,
en estos casos, la vida familiar plena comienza a las 20 hs ó 21
hs y los chicos terminan durmiéndose a la medianoche.
La posibilidad de tener un gran abanico de entretenimientos en el hogar
es una fuente de distracción muy grande para los chicos. Cada vez
que consiguen un nuevo juego electrónico, se incrementan las horas
de juego hasta ganarle a la máquina. Cuando encuentran un programa
de televisión que les interesa o se “enganchan” a chatear
con alguien, al día siguiente por más que se trate de alumnos
bien alimentados, que vivan cerca del colegio y con padres profesionales,
no podrán rendir lo que deben por no estar lo suficientemente descansados.
Por último podemos señalar que a medida que se avanza en
la adolescencia, los jóvenes tienden a salir por la noche durante
la semana, en especial cuando comienzan en septiembre las fiestas de egresados.
Esto influye considerablemente en la adquisición de conocimientos
ya que el déficit de atención que se produce es muy grande.
El colegio recibe alumnos que no han descansado en toda la noche por lo
cual es frecuente verlos dormirse durante las horas de clase.
Por eso es importante:
· Tener un horario para que los niños se acuesten y que
sea respetado no sólo los días que hay clases, sino también
cuando no las hay (tengamos en cuenta que del total de días del
año , la mitad hay clases y la otra mitad no, sería muy
difícil generar hábitos si sólo se los trabaja la
mitad del año);
· Ubicar el televisor y la computadora en lugares comunes de la
casa y determinar horarios para su utilización;
· Grabar los programas de televisión que se transmitan tarde
por la noche para que sean vistos al otro día;
· Evitar las salidas nocturnas durante la semana;
Inculcar hábitos de sueño ordenado será muy sencillo
para los padres que tienen esos hábitos. Para quienes no los tienen,
seguramente resultará más costoso ya que primero les exigirá
a ellos un cambio. Lo que deben recordar estos últimos padres es
que tienen una responsabilidad para con sus hijos y que aquello que no
les inculquen de pequeños les traerá muchos dolores de cabeza
en la adolescencia cuando ellos, ya con mayor libertad, deambulen hasta
cualquier hora, vuelvan del colegio a dormir la siesta, los llamen del
colegio porque se han dormido en clase o deban estudiar durante el verano
para rendir las materias en las que se durmieron durante el año.
Este problema ya estaba contemplado entre los filósofos antiguos:
uno de ellos, Platón, afirmaba que el sueño y el cansancio
son los enemigos de la enseñanza, mientras que Santo Tomás,
en la edad media colocaba al cansancio en su lista de las causas de la
tristeza.
Alejandro De Oto Gilotaux
Director EGB – Primario
Colegio Los Robles
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